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Historia de la Isla de Sacrificios


Texto/Imagen:
L.C.C. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias *
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La isla de Sacrificios se halla ubicada en el Golfo de México, frente a la Punta de Mocambo, de la que dista aproximadamente una milla. No se trata de una isla originada por una cumbre emergida del mar, sino de un cayo de arena carbonatada producto de la descomposición y acumulación masiva de esqueletos calcáreos de los corales pétreos. Este proceso comenzó aproximadamente hace 10.000 años y la isla pudo comenzar a ser visible sobre las aguas hace 6 milenios.

En el siglo XXI tiene aproximadamente 450 metros de largo y 198 de ancho, con una altura máxima de 4 metros sobre el mar y forma parte del Parque Marino Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano. Su vegetación es de manglares y árboles no oriundos de la isla como los almendros y platanares. No posee fuentes de agua potable y actualmente está custodiada por elementos de la Armada de México, cerrada al público y al turismo desde 1982.

La isla comenzó a ser visitada entre el 1000 a. C. y el año 1519 por habitantes de la antigua cultura de Remojadas y posteriormente por los totonacas, que también hablaban la lengua náhuatl. Entre los años 600 al 900 d. C, se le comenzó a dar uso como panteón para personas distinguidas, alcanzando su esplendor hacia el año1200. Después se sumió en un periodo de decadencia que culminó en el siglo XVI.

Su nombre prehispánico es Chalchiuhitlapazco, que se compone de las palabras Chalchiuhitl (piedra verde de jadeíta de gran valor para los pueblos mesoamericanos como representación de la belleza), Apaztle (vasija ancha para usos funerarios) y Co (locativo que indica “en” o “dentro de”) viniendo a significar “En el lugar de la vasija hermosa” o “de la vasija de jade”. El origen del nombre posiblemente se debió a la belleza de sus aguas cristalinas que adquieren matices esmeraldas y a la forma oval de los arrecifes alrededor de la isla.

Esto llevó al arqueólogo mexicano Alfonso Medellín Zenil a identificarla como el mítico Chalchiuhitlapazco mencionado en el lienzo de Jucutacato. Este es un códice que narra la historia migratoria de varios grupos nahuas, entre ellos el de Jicalán, que habrían salido de la región de Michoacán y llegado hasta la costa veracruzana, visitando la isla al navegar en canoas de madera desde tierra continental.

A la llegada de los españoles a la costa veracruzana desde 1518, el islote que llamaron San Juan de Ulúa se llamaba Tecpan Tláyacac y tenía edificado un adoratorio al dios Tezcatlipoca, dualidad del dios Quetzalcóatl, quien tenía su templo en la isla de Sacrificios. Este santuario religioso podría haber sido consagrado hacia el año 1051, en opinión del profesor José Luis Melgarejo Vivanco, arqueólogo de la Universidad Veracruzana en 1985.

Este templo era un basamento de piedra que ya no existe actualmente. En opinión de la historiadora norteamericana Zelia María Magdalena Nuttall -quien visitó la isla en 1910 y halló fragmentos de cerámica con la imagen de Quetzalcóatl- su desaparición pudo ser producto combinado de las fuertes marejadas y de los españoles, quienes emplearían los corales de la estructura para quemarlos y producir cal para la construcción de la fortaleza de San Juan de Ulúa, a lo largo de tres siglos.

Durante su expedición de 1950, Medellín Zenil todavía pudo fotografiar escalones y alfardas supervivientes. En 1964 se construyó el faro actual casi en el centro de la isla y desaparecieron los últimos vestigios de esta y otras estructuras antiguas.

La isla fue descubierta por la expedición del capitán Juan de Grijalva en junio de 1518, le dieron el nombre que aún conserva, creyendo que habían hallado evidencias de sacrificios humanos. Esta opinión se conservó hasta épocas tan lejanas como 1804, durante la visita del famoso científico alemán Alexander von Humboldt. El clérigo Juan Díaz, capellán mayor de la expedición de Grijalva escribió el suceso en el ITINERARIO DE LA ARMADA DEL REY CATÓLICO A LA ISLA DE YUCATAN, EN LA INDIA, EN EL AÑO 1518, EN LA QUE FUE POR COMANDANTE Y CAPITAN GENERAL JUAN DE GRIJALVA publicado en 1520:

“Y llegados cerca de los montes, nos encontramos en el principio o cabo de una isleta que estaba en medio de aquellos montes, distantes de ellos unas tres millas, surgimos y saltamos todos en tierra de esta isleta que llamamos Isla de los Sacrificios.

Encontramos ciertas casas de cal y canto muy grandes, y un pedazo de adarve, asimismo de aquella materia, conforme a la fábrica de un arco antiguo que está en Mérida; y otros edificios con basamentos del altor de la estatura de dos hombres, y de diez pies de ancho, y muy largo-, y otro edificio a manera de torre, redondo, de quince pasos de ancho, y en lo alto un mármol como los de Castilla, sobre el cual había una animaba a manera de león , que estaba hecha asimismo de mármol, y tenía un agujero en la cabeza donde metían los sahumerios; y el dicho león tenía la lengua fuera de la boca, y cerca de él había una pileta de piedra en la cual había cierta sangre que parecía tener ocho días.

Y aquí había dos postes de la altura de un hombre y cabe ellos había ciertas ropas labradas de seda a la morisca, de las que llaman almaizares; y al otro lado había un ídolo con un plumaje en la cabeza y la cara vuelta hacia la piedra antedicha, y detrás de este ídolo había un montón de piedras grandes. Y entre estos postes, cerca del ídolo, había dos indios de poca edad muertos [y] envueltos en una manta pintada; y tras las ropas había otros dos indios muertos, que parecía haber tres días que lo fueron, y los otros dos de antes podían llevar muertos cosa de veinte días. Y cerca de estos indios muertos y del ídolo había (ciertos palos con) muchas cabezas y huesos de muerto; y también había sobre las que mataban a los dichos indios; y allí también había un árbol de higuera y otro que llaman zuara, que da fruto.

Visto todo por el capitán y por la gente, quiso ser informado si esto se hacía por sacrificio, y mandó a las naves por un indio que era de esta provincia, el cual viniendo hacia el capitán, cayó de repente amortecido por el camino, pensando que lo traían para darle muerte. Y llegado que fue a la dicha torre, el capitán le preguntó que por qué se hacía tal cosa en la dicha torre, y el indio le respondió que se hacía a manera de sacrificio; y según lo que luego se entendió, estos indios degollaban a otros en aquella piedra ancha y echaban la sangre en la pileta, y les sacaban el corazón por los pechos, y lo quemaban y ofrecían a aquel ídolo, y que les cortaban los molledos de los brazos y de las piernas, y que se los comían; y que esto hacían con los enemigos con los que tenían guerra.

Al tiempo que el capitán hablaba, un cristiano sacó de la tierra dos jarras de alabastro [tan primas] que se podían presentar al emperador, henchidas de piedras de muchas suertes. Y aquí hallamos muchas frutas, que son todas de comer” (García Icazbalceta,1858: 299-301)

Los españoles construyeron en la isla de Sacrificios hornos para quemar la piedra múcara de los corales y producir cal. Además de utilizarla como hospital para enfermos de las epidemias, fondeadero seguro para los barcos llegados a la ciudad de Veracruz por el canal del sur. Los restos de uno de los hornos fueron encontrados por Medellín Zenil en 1950.

El arquitecto italiano Francisco Vecelli escribió su experiencia de visita de estudio a la isla para el periódico crítico y literario EL IRIS en un artículo intitulado “Antigüedad” el 18 de febrero de 1826:

Antigüedad

Un erudito italiano, el célebre arquitecto D. Francisco Vecelli, acaba de remitirnos el comunicado siguiente.

Cuando Juan de Grijalva en 1518 llegó primero por lo que parece, á las playas mexicanas, en una islita estéril poco separada de la costa, formada por desechos y el choque de las corrientes marinas, encontró los restos humeantes aun, de las víctimas humanas sacrificadas á un culto execrable. Horrorizado se apartó de ella, dándole el nombre de los Sacrificios. Conquistada después por un caudillo mas atrevido [Hernán Cortés] la de Ulúa, quedó descuidada la primera, hasta que la rueda de los acontecimientos humanos llamó la atención sobre aquel corto arenal que se fortificó para proteger desde allí el comercio y contrapuntar la actitud hostil del castillo de Ulúa [tomado por los españoles]. Precisamente en este tiempo (6 de marzo de 1825) llegué de Europa á Alvarado con el encargo de examinar la costa desde aquel puesto hasta Mocambo, y de escoger y fijar un punto de anclaje para los buques de las compañías de minas, y la rada mas propia para el desembarco de las máquinas, y anduve remando y con la sonda en la mano en Mocambo y Sacrificios. Me acordé entonces de Grijalva y de los sangrientos misterios. Una plausible curiosidad y el deseo de poder desenterrar algún cráneo de hombre muerto anteriormente al roce de los europeos, me estimuló á desembarcar en la isla de Sacrificios. Quedaron frustradas mis esperanzas: no hallé en los sepulcros que aun quedaban abiertos mas que las cenizas de aquellos indios que ignoraban nuestros vicios: sus huesos ya no existían. Vasos de creta [caliza blanquecina], copas y cabecitas de barro cocido y puntas de flechas de obsidiana, he aquí todo lo que encontré en aquellos sarcófagos compuestos de un fondo de coraloide en que me pareció reconocer algo de cal. Tenían dos varas y media de largo [209 cm], una de ancho [83.6 cm] y tres palmos [60 cm] de profundidad. Al sudeste de la isla vi un horno de cal; sospeché y después me cercioré de que había sido antiguamente un templo, pero tan desfigurado por su actual destino, que con trabajo pude reconocer los rasgos que indican su construcción original” (López Luján, 2012: 80-87).

Hechos relevantes

Entre los muchos eventos ocurridos en la isla de Sacrificios a lo largo de su historia de más de 500 años, se pueden mencionar los siguientes:

  1. La isla fue inundada y devastada por el paso del gran huracán de categoría 3 del 2 de septiembre de 1552, que destruyó casi por completo el puerto de San Juan de Ulúa e inundó la ciudad de Veracruz. Alterando significativamente además, los médanos, la bocana y los bancos de arena del río Huitzilapan haciendo cada vez más difícil el circuito de comercio fluvial y de cabotaje entre Veracruz y San Juan de Ulúa.
  2. Los barcos de los esclavistas ingleses John Hawkins y Francis Drake fondearon en la isla en septiembre de 1568, después de ser expulsados del puerto de San Juan de Ulúa por los españoles.
  3. En julio de 1585 los hospitales establecidos en la isla de Sacrificios y de la Ciudad de Veracruz (hoy pueblo de La Antigua) fueron entregados a los religiosos de la orden de San Hipólito Mártir por orden del virrey Álvaro Manrique de Zúñiga.
  4. Los prisioneros hechos en la ciudad de Nueva Veracruz por el pirata Lorencillo en mayo de 1683, fueron trasladados a la isla y sufrieron severas penalidades por la escasez de agua y comida, mientras esperaban ser rescatados.
  5. En 1707 y 1740 se hicieron varios proyectos para construir un fuerte o una batería de cañones en la isla, que apoyarían con sus fuegos a San Juan de Ulúa. Pero fueron rechazados por desventajas tácticas, ya que si el enemigo -inglés o francés- lograba capturar la isla, podría dirigir sus cañones contra la fortaleza.
  6. En 1822, Sacrificios se convirtió en objeto de disputa entre los españoles refugiados en San Juan de Ulúa y el gobierno del Imperio Mexicano encabezado por el emperador Agustín I.
  7. En 1824 el general Manuel Joaquín Rincón Calcáneo construyó 3 pequeñas baterías de cañones llamadas Guadalupe, Libertad y República, una casamata, barracones de tropa y un muelle. Para sostener una guarnición de 200 hombres y 10 cañones en la isla y así apoyar el bloqueo que condujo a la rendición de San Juan de Ulúa en noviembre de 1825.
  8. El 18 de marzo de 1825 el general y presidente Guadalupe Victoria, decretó la creación del Primer Museo Nacional Mexicano, el cual se instaló en los salones de la Real y Pontifica Universidad Nacional. Contando con una colección de Historia Natural y una de Historia. esta última con piezas arqueológicas encontradas en la Ciudad de México y en la Isla de Sacrificios. Se trataba de las encontradas por Vecelli ese año y cuya publicación en el periódico EL IRIS al año siguiente, “bien pudiera tratarse del primer artículo de tema arqueológico que se publicaba en la nueva nación” en opinión del doctor en arqueología Leonardo López Luján.
  9. Las tripulaciones de los barcos de los capitanes Dumanoir y Evan Neppean desembarcaron en la isla en 1841 y 1844 respectivamente, realizando excavaciones y saqueo de muchas piezas que hoy se exhiben en Francia y Gran Bretaña. Siendo estos dos actos, solo dos de una larga serie de depredaciones arqueológicas tanto por extranjeros como por los mismos mexicanos en los siglos XIX y XX.
  10. Las expediciones de carácter antropológico del francés Jean-Baptiste Fuzier en 1889 y de Wilfrido du Solier Massieu en 1937, hallaron aparte de piezas y entierros humanos, varios cráneos con deformaciones que llamaron la atención de la comunidad científica internacional.
  11. En 1893 se construyó en la isla su primer faro para la seguridad marítima, en 1935 se levanta otro de forma cilíndrica y color rojo. En 1964 se erigió el actual faro.
  12. En la década de 1940 se construyó la dársena “Juana de Arco”, en la época en que el general Heriberto Jara Corona fue secretario de marina (1940-1946) y que trataba de experimentar con barcos de ferrocemento. Este que fue el único que se fabricó, se hundió durante sus pruebas cuando iba rumbo al dique seco de San Juan de Ulúa. Fue remolcado a la isla y su forma adaptada para servir como muelle de atraque de la isla, uso que conserva en el siglo XXI.
  13. En 1995 la arqueóloga Marina Álvarez Ríos y Sergio Vázquez Zarate del Centro INAH presentaron el informe de su excavación en 1990, reportando el hallazgo de varios entierros de adultos, adolescentes y niños; así como una vasija en forma de tortuga.
  14. En 2010 se instaló una moderna estación meteorológica tipo C-MAN días antes de la entrada del huracán Karl, ubicándose en la superficie plana del antiguo barco de ferrocemento. En 2011 la estación fue dotada de paneles solares para economizar combustible.
  15. El 12 y 14 de septiembre de 2010 y el 27 de febrero de 2011, la isla fue visitada bajo permiso de las autoridades del Parque Arrecifal Veracruzano, por los grupos del curso SEMINARIO HISTORIA DE VERACRUZ SIGLOS XVI -XIX que impartían el físico-meteorólogo José Hernández Téllez y el oficial de la Marina, Jorge Antonio Vidal Viveros, avalado por la Dirección de Centro Histórico y Cultura de la ciudad de Veracruz.
  16. Siendo integrante del mencionado curso desde septiembre de 2010 y para apoyar al mejor aprendizaje del mismo ante el enorme volumen de información que se proporcionaba, el Lic. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias se ofreció a servir gratuitamente como camarógrafo y fotógrafo del mismo. Produciendo así para sus compañeros una video-serie documental de 6 horas, con los recorridos realizados en el Centro de Veracruz, Boca del Río, los manglares del río Jamapa y los tres viajes a la isla de Sacrificios. También hizo el video CAMINANDO POR LA ISLA DE SACRIFICIOS, una compilación con imágenes de alta calidad obtenidas mientras hacia el registro visual caminando alrededor de toda la isla y visitando el faro y las otras estructuras históricas en el interior.
  17. El video fue presentado al público en la noche del 12 de abril de 2012, durante la conferencia HISTORIA DE LA ISLA DE SACRIFICIOS, que fue impartida con éxito total por el Lic. Mario Gaspar, invitado a participar en la Feria del Libro 2012 en el Centro Histórico de Veracruz. Durante el evento se entregaron decenas de trípticos de su diseño y autoría, con la información más importante de la conferencia, para que la población tuviese acceso a la misma y pudiera difundirla también en planteles educativos y bibliotecas dentro y fuera de la ciudad de Veracruz. Ayudando así al rescate de la memoria histórica de la isla de Sacrificios, poco conocida por el pueblo de México.
  • El autor es originario de la ciudad de Veracruz, tiene el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Veracruzana, Técnico en Informática por el Centro de Estudios en Computación y Diplomado en Historia del Arte Prehispánico, Colonial y Mexicano por el Instituto Veracruzano de la Cultura entre otros estudios. Es conferencista nacional e internacional, investigador independiente en 25 municipios de Veracruz, asesor municipal en historia militar y civil, artista audiovisual, diseñador y escritor, explorador de rutas históricas y guía-senderista desde hace 15 años. Ha sido galardonados dos veces con el diploma de honor y medalla de la Institución de la Superación Ciudadana del H. Ayuntamiento de Veracruz, por el Conservatorio Nacional de Historia y Civismo además de numerosos ayuntamientos que han reconocido su trabajo. Actualmente es director-fundador del equipo de Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México, presidente-fundador de la Real Academia de las Artes por la Hispanidad, director de Investigación, Análisis y Proyección Históricas del Proyecto Ruta de Cortés del Consorcio Constructor de Empresas Mexicanas, coordinador-estatal de cultura del Estado de Veracruz en la Promotora Nacional de Economía Solidaria, presidente del Comité Veracruz-Boca del Río de la asociación política nacional Profesionales por México, presidente de la asociación cultural México Hispano, A. C. y de la asociación cultural española Héroes de Cavite en México. Es miembro historiador en Cronistas de Veracruz, A. C., del Patronato de la Casa de la Cultura de Ciudad José Cardel, de los grupos culturales Arte, Ciencia y Cultura, Amigos del Museo Comunitario del Cocuite y en los comités “Conmemoración Batalla de Tolome 1832” desde 2020, “Festejos 180 años del Ilustre Instituto Veracruzano” y “80 años de la escuela primaria Salvador Díaz Mirón”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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López Luján, Leonardo, “La Isla de Sacrificios y la arqueología en los albores del México independiente”, Arqueología Mexicana, núm. 124, noviembre-diciembre 2012.

Matos Moctezuma, Eduardo, “El triunfo independentista o en busca de un pasado glorioso”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 100, diciembre 2021.

“Itinerario de la armada”, colección de documentos para la historia de México, publicada por Joaquín García Icazbalceta, (1858) Librería Andrade.

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